El efectivo se refiere a los billetes y monedas físicas disponibles para su uso inmediato en la economía. También se puede considerar efectivo a los fondos disponibles en cuentas corrientes o de ahorro, ya que estos fondos son fácilmente accesibles y disponibles para su uso en compras o para el pago de deudas.
En el contexto de las empresas, el efectivo es un activo importante para la gestión financiera, ya que se utiliza para hacer frente a las obligaciones financieras a corto plazo, como los pagos a proveedores o las deudas. Las empresas también pueden mantener grandes reservas de efectivo para prepararse para situaciones inciertas o para financiar nuevos proyectos.
En el caso de los inversores individuales, el efectivo es un activo líquido que se puede utilizar para hacer frente a necesidades de gasto a corto plazo, como facturas o compras imprevistas.
El efectivo es una inversión segura que no suele ser afectado por fluctuaciones en el mercado y puede ser utilizado para invertir en otras opciones de inversión en el futuro. Aunque guardar grandes cantidades de efectivo puede ser negativo debido a la inflacción que hará que el dinero valga menos con el paso del tiempo.