Los paraísos fiscales son países o territorios que ofrecen un régimen tributario favorable, protección de la privacidad y falta de regulación financiera. Estos países suelen tener leyes que garantizan la confidencialidad de la información de los titulares de las empresas, y no requieren que estas empresas realicen sus actividades económicas dentro de sus fronteras. Estas características hacen que estos países sean atractivos para aquellas personas o empresas que buscan reducir sus impuestos y proteger sus activos.
Los paraísos fiscales también son conocidos como jurisdicciones offshore, ya que se encuentran fuera del país de residencia o actividad económica principal de las personas o empresas que los utilizan. Estos países o territorios pueden ser utilizados con fines legítimos, como reducir costos de operación, proteger activos, o facilitar transacciones comerciales internacionales. Sin embargo, también pueden ser utilizados con fines ilícitos, como evadir impuestos, ocultar activos, o facilitar actividades ilegales como el lavado de dinero.
Algunos ejemplos de paraísos fiscales son: Panamá, Bahamas, Belice, Bermuda, Islas Caimán, Islas Cook, Gibraltar, Guernsey, Hong Kong, Irlanda, Islas Marshall, Malta, Mauricio, Monaco, Islas Turcas y Caicos, entre otros.
Es importante tener en cuenta que tener una empresa o activos en un paraíso fiscal en sí mismo no es ilegal, pero su uso para evadir impuestos o ocultar activos puede ser considerado ilegal en algunos países. Además, el uso de paraísos fiscales puede ser utilizado para actividades ilícitas, como el lavado de dinero, la evasión de sanciones, entre otros.